elcapital

Wednesday, November 08, 2006

Omnibus DE pasajeros

Nuestro lenguaje cotidiano está pervertido por el uso infame que de él ha hecho, siglo tras siglo, el ejército numeroso de los desclasados, el lumpenaje, la escoria que por el sólo hecho de trabajar medio tiempo limpiando pisos se arroga el derecho a considerarse clase revolucionaria. Sujetos como ésos no solamente bloquean la construcción del hombre nuevo, sino que además la envilecen. No se construye una sociedad perfecta si no es sobre un uso impecable del lenguaje.

Recuerdo que Paulós solía poner el grito en el cielo cuando alguien hablaba de "lentes DE sol", queriendo decir "lentes PARA PROTEGERSE DEL sol" (había quienes corregían, también de equívocamente, diciendo "lentes PARA el sol", pero el sol no usa lentes). También se lamentaba cuando se hablaba de "esponja DE alumino", debiendo decirse en su lugar "esponja DE acero PARA LIMPIAR aluminio".

Paulós me hacía notar estas cosas a menduo. Yo en su momento no lo escuché demasiado, preocupado como estaba en editorializar contra los que decían "te vuelvo a repetir de que yo no sé nada", o "cuando tómemos el poder".

Ahora, ya maduro y experiente, lo entiendo algo más. Quizá su aversión al mal castellano fue lo que salvó a la empresa "El capital" de caer en las manos de un troskista infiltrado, el Licenciado Cabello (así se presentaba), y desviarse hacia un proyecto falsamente revolucionario, aventurero, infantilista, y lo peor de todo, condenado al fracaso financiero.

Cabello argumentaba que los ómnibus llamados "de pasajeros" debían ser justamente eso, ómnibus "DE LOS" pasajeros, y no simplemente "PARA LOS" pasajeros. Tengo entendido que Cabello había nacido en Argentina y tomaba literalmente el sustantivo "Colectivo", queriendo llevar a un extremo su valor adjetivo. Los colectivos deberían ser colectivos. Esto implicaba varias cosas:


1. no se cobraría boleto, porque la propiedad colectiva socialista es universal, independiente del poder económico
2. cualquier persona que subiera al ómnibus sería, por tanto, co-propietario del mismo (mientras estuviera a bordo), con derecho a participación en toda decisión concerniente a la unidad: destino, recorrido, velocidad, música, conductor, adornos, sándwiches

3. éstas decisiones se tomarían en régimen de asamblea permanente dentro de la propia unidad (siendo el presidente de dicha asamblea susceptible de remoción a cada momento)
4. todas las propiedades que los pasajeros portaran consigo en el momento de abordar la unidad pasarían a ser propiedad del colectivo de pasajeros (esto incluía el cuerpo del propio pasajero); dicha expropiación permitiría financiar el funcionamiento de la unidad ; a cambio se le daría al pasajero un ejemplar de la biografía de Stalin, o de la Historia de la Revolución Rusa

En la memoria de casi todos ha quedado el recuerdo de que fue el Nene Carrizo quien corrió a Cabello a patadas, poniendo fin a la historia. Pero yo sé que Paulós tuvo una influencia determinante en este resultado, convenciendo a Carrizo de que había que escribir en el acta de constitución de la empresa el término "ómnibus PARA pasajeros", y no "ómnibus DE pasajeros".

Carrizo dudaba, pero Paulós no.

2 Comments:

At 3:02 PM, Blogger juanpascualero said...

Para justificar el mal uso del idioma, mi hermano generó una anécdota que vale la pena recordar: Preparó con agua entre dos vasos (a modo de molde) un vaso que era literalmente "de agua".
Luego de congelarlo, lo ofrecía a todo ingenuo que se le acercara...

 
At 9:09 AM, Blogger Emilio Blanco said...

GENIAL!!!

 

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