Balnearios del olvido

García no sólo era un tipo chicharachero. También era aventurero. Valeroso. Arriesgado. Osado. Valiente. Temerario.

Aquí lo vemos en los acantilados de Acapulco, México, listo para saltar. Su mirada al camarógrafo no es de duda, sino de invitación.

Ahora que García se zambulló definitivamente en el olvido, conviene recordar que esas costas nos esperan a todos.

en los Encuentros

Te acordás, Carrizo?
Ya no éramos tan jóvenes. Nuestra fe había pasado del rojo al blanco.
De la sangre al alma.

Nuestra fe. Igual que los juguetes de hace décadas. Hoy no sabemos si se desintegraron en la basura, o si están en algún rincón de la primera casa, un lugar en el que, por azar o lástima, no se nos ocurrió buscar.

La última vez que entré en una juguetería fue hace poco. Pedí una cosa, no tenían, me quisieron vender otra. Salí sin comprar nada. Un poco avergonzado, pero no tanto como para ponerme rojo.

Aparición

Compermiso. Soy el risueño fantasma de García.

García ya no existe. Murió del corazón, como mueren todos los hombres enamorados.Mi memoria a veces se enturbia, se vuelve niebla. Hay quienes dicen que murió porque le dieron un disgusto. Otros dicen que murió de amor. Es seguro que algunas personas lo querían.

Me han dicho que tengo que sacar a García del olvido, publicar sus fotos y sus escritos, aún cuando todos merezcan el olvido. Sólo así dejaré de errar. O tal vez no.Quizá deba caer en la ignominia de destruir la cinta original de El Capital. Sólo borrando a ese fantasma de García podré olvidar mi propio fantasma.

Que quede claro de una vez. El de la foto no soy yo. El de la foto es García. Era jovial, a pesar de rodearse de paisajes grises. Como todos, muy pocas veces fue feliz.